Dentro de ti
encuentro almíbar
de riqueza nuestra,
cada vez que pienso
que tu plata
fue diseño
de polvo seco
y tu pulmón abierto,
de sentimiento claro,
camina la hueca mina
que recogió tu sangre.
cada vez que miro
la veta que te dio
pobreza,
y puso silencio
en tus huesos duros,
sollozo contigo,
recordando la soledad
de una lágrima distraída,
que dejó una huella.
Boliviano, amigo,
indio y soñador,
minero por sudor,
Hualipa y Tomás Catari,
tu mar ausente
me hace tu hermano.
Tu lucha,
fruto de tu escozor amargo,
me hace solidario,
a ti,
por tu frío,
por tu suerte estéril
y hambre adormecida.
Tu tierra,
aposento de hueso regio,
será nuestra,
aunque de estaño impuro,
para sembrar una flor
que no deje reastro
de espada sobre espada,
ni de golpe sobre golpe,
de esa casta maldita,
sanguinaria,
como la del conquistador.