I
Te he dicho bonita,
y palpo en tu risa
el alba cubierta de flores.
Te digo preciosa,
y muestras los ojos
radiantes de tenues colores.
Te digo hermosa,
me tapas la boca
y me llenas de hervores.
Te escojo una rosa
y me vuelo hasta el alma
sediento de azahares.
Te digo bonita,
y espero la noche
extasiado de amores.
Me llaman tus labios
y caigo dichoso e ilusionado.
Me tientan tus ojos.
Me irradian tus pechos.
Me vuelcan tus manos.
Te digo bonita,
y me prenden quereres.
Te digo hermosura,
y hasta la mañana despierto
besando de amores.
II
Inimaginables tus labios
son viento en los mares.
Eres hermosa como sus mareas.
Eres preciosa como sus oleajes.
Dibujas las playas en tus vendavales.
Acaricias las costas.
Resumes de perlas los atardeceres.
III
Hay un poema que brota en tus labios:
como las calandrias de labios dorados;
como las gaviotas de azules paisajes.
Agraciada belleza de espuma y ternura,
te alaban las brisas soplando en tus alas.
Susurran los versos tus labios carnosos,
llenando de velas las balsas de amores.
Hay un poema en tus labios cubierto de flores.
Eres la poesía nacida en los mares.
Eres el verso soñado en la ola.
En ti se despiertan los cantos y auroras.
Por ti se acumulan historias y hazañas.
Eres bonita, el poema del alma.
IV
Bonita..,
tu hermosura embeleza, nutre y fascina.
Te doy estos labios y la fantasía de azahares.
Salvador Pliego