Tengo dos niños por hijos
y los amo por igual
dicen que son muy traviesos,
yo digo que no es verdad.
Uno es serio y discreto
con carita angelical,
el otro es chispireto
no se cansa de brincar.
Cuando llegan de la escuela,
ya es hora de almorzar,
en la mesa siempre hay fiesta,
pues no dejan de hablar.
Uno, platica y platica,
el otro calladito està,
y el que calladito estaba,
empieza a carcajear.
A veces me sacan de quicio,
y los empiezo a regañar,
ellos quedan seriecitos
y no me dejan de mirar.
Mis niños, los amo mucho,
y le doy gracias a Dios,
por tenerlos como hermanos
y por ser amigos los dos.