Al cerrar tu puerta, colgaste,
mi corazón en el tendal
de una pinza prendido al vacio.
Siempre que tu calle anduve
busqué tu ventana cerrada, vacía,
y sólo encontré mi corazón
colgado de tu eterno adiós.
Adiós sin voz dibujaste
en la humedad de la playa,
en la arena que nos sedujo,
que rebozó nuestros cuerpos,
húmedos, desnudos…
Borró tu despedida la marea
y tu adiós vivió siempre
en la inmensidad de mi mar.
En jaque mi amor pusiste
en el tablero de ajedrez
donde con mi amor jugaste,
blancas tus fantasías
contra negras mis esperanzas.
En tus manos mil te quiero
en tinta roja dibujaste,
tanta ansía en acariciarme
de tus manos les borraste,
quedaron tus manos vacías
y en mi piel sin vida tu sangre.
En las hojas de tu cuaderno
un corazón pincelaste,
herida, rasgaste tu orgullo,
en la papelera de tus sueños
mi amor humillado arrojaste.