Qué recuerdos trae el tiempo perdido...
Hace mucho que te hube de dejar,
Y no puedo abandonar el error cometido,
¡Ay! No te puedo olvidar.
Las largas noche de frío en vela,
Ante la chimenea y su fuego cintilar,
Tendidos, los dos, bajo esa estela
Que emanaba mi corazón al palpitar.
Corazón yerto que aún recuerda,
Esa cálida brisa en tu mirar,
Tus dulces ojos aún me cuentan:
¡Nunca te dejaré de amar!
Y aquellas manos de fina seda,
Que mi rostro solían catar.
Aquel recuerdo que siempre queda,
Aquel que no podré olvidar.
Tus tiernos besos de dulce miel,
Aun los siento suaves en mi piel.
Tu voz de ángel en mi memoria,
Me trajo de nuevo el amargo ayer.
Dolió como una espina
En mi corazón tu breve adiós,
Mas aunque intentado olvidarte,
No, ¡yo no puedo decir negarte!
Podré, quizá, dejar de amarte,
Tal vez odiarte sea lo mejor,
Pero como pude pensar en eso
Ni un momento ¡por favor!
¿Olvidarte? No, seguro que no.