Mira el espejo roto
de los placeres mundanos:
mostrando el negro vacío
de aquellos vicios profanos
en que se ahogan los hombres
sin lograr saciar sus ansias,
pues se escurren y se escapan
como el agua entre las manos.
Mira los falsos valores
que persiguen los humanos
sin recato, con codicia,
con su estúpida avaricia,
pisoteando a sus hermanos
en busca de más dinero,
de poder y de lujuria
y de apetitos insanos.
Mira el espejo roto
de las vanas ilusiones:
febriles ensoñaciones
de lujo, placer, riquezas,
en que malgastan su tiempo,
sus vidas y su energía
en una continua orgía
de las más bajas pasiones.
Mira al hombre degradado,
de cara hacia sus bajezas;
el hombre, que se ha olvidado
de Dios, entre sus torpezas.
Existe un Reino infinito
de indescriptible grandeza
que aguarda pacientemente
a que el hombre, aún inconsciente,
levante al fin su cabeza
y aprenda a mirar de frente,
con bondad y gentileza,
hacia el futuro que le espera,
y reconozca su realeza.
Entre los muchos fragmentos
del espejo de la vida,
con la mirada perdida
en sus confusos pensamientos,
busca el hombre entre lamentos
una respuesta escondida;
pero sólo en sus adentros
podrá hallar una salida.-
Eduardo Ritter Bonilla.
12-03-1994.