CACO

 Caco

Llegaste una noche fría de invierno,

derrochando soledad y cariño,

en tu boca un trozo de pan tierno.

Perdido en la calle mojada de lluvia

tus ojos reflejaban el miedo.

Absorbiste  el olor de mi hogar 

rápidamente como hace un buen perro.

Regalabas obediencia, bondad y ternura

llenando mi casa de besos.

Repartías tanta alegría y sentimientos

que pronto te hicimos nuestro.

Tu pelo, negro azabache,

juega cada día con el viento

al pasear entre las hierbas

y los árboles verdes del huerto.

Paciente y buen enfermo,

resignado al destino,

tomabas a diario tus medicamentos,

luchabas por sobrevivir

para evitarnos sufrimientos,

hasta que la vieja parca,

bruja cruel e infame,

vino por tu ser en silencio.

Te fuiste como llegaste

en una fría noche de invierno

y tuvimos que ayudarte

para que no siguieras sufriendo.

Hoy, la soledad de mi casa

hacen más duro el tiempo.

Recordamos día tras día

la felicidad de cada momento,

tu alegría, tus ladridos, tus lamidos,

tus enfados y tus juegos.

Siempre serás nuestro ángel,

uno más de los nuestros,

sin ti estamos más solos,

siempre estarás en nuestros recuerdos.