CARTA A MI AMADO HIJO GABRIEL

Guadalupe, N.L., Mèxico a 07 de julio de 2009
Gabriel Tovar Hdz.
Guerrero No. 2446
Col. 15 de Mayo
Guadalupe, N.L.
Mèxico
C.P. 67170
Querido hijo mío:
Hace exactamente 3 meses tú andabas de viaje por Matamoros, y siempre cuando terminabas tu jornada de trabajo nos hacías una llamada para saber cómo te encontrabas.
Al principio esas llamadas fueron todos los días, después a la semana siguiente fue cada tercer día, y a la tercer semana cada vez que te acordabas.
Sabes, cuando tú no llamabas a la casa, mi corazón se encogía tan solo no saber de ti, y mi angustia crecía. Cuando se llegaba el fin de semana yo sabía perfectamente que tenías que venir a casa para que lavara tu ropa sucia y a los dos días hacer nuevamente tu maleta. Viendo yo, que estabas alejándote de nosotros que somos tu familia, me atreví a decirte que te quedarás unos días màs, para poder compartir y convivir como lo hacíamos tiempo atrás. Tu solo me dijiste que sí, pero ese momento nunca llegó. Ahora estás en casa y llegaste enfermo, imagínate mi corazón se desgarró cuando te vi asfixiándote y yo sin poder hacer nada por ti, yo solo te abracé fuertemente, diciéndote que no quería perderte que por favor buscaras ayuda médica, ya que lo que te estaba sucediendo podría ser mortal para tu vida.
Ese mismo día fuiste con el médico, pero no supieron decirte que fue lo que realmente te ocurrió, quedando en las mismas., y esos ataques de asfixia se volvieron a repetir una y otra vez hasta que una doctora amiga mía fue la que encontré cual era tu problema de salud.
Tu estilo de vida y de trabajo al que estabas acostumbrado te llevó a incapacitarte por màs de 15 días, pues el médico te dijo que tenías una hernia hiatal y posiblemente un inicio de cáncer en el esófago.
Un llanto se ahogó en mi garganta, ¡no podía llorar delante de ti!, tenía que ser fuerte para darte aliento de vida y motivación para que siguieras adelante. Ya han pasado tres meses desde que empezamos toda esta odisea, mis oraciones y plegarias al Poderoso son constantes y a cada rato, pues no deseo ni imaginarme si algún día llegara a perder a uno de mis hijos.
Cada noche le pido tanto a Dios para que te de la salud y que ese posible cáncer desaparezca y que solo quede como si todo hubiera sido una terrible pesadilla.
Hijo, te quiero mucho, te amo màs que a mi vida y al igual que a tus hermanos, yo daría mi vida por ustedes si así me lo pidieran.
Tan solo de pensar en el mal que te aqueja y en que cada noche al dormir tu ya no puedas despertar, eso me angustia. Por eso hijo hoy te escribo esta carta para decirte, y quedando como legado que te amo y que aunque digas que soy una mujer muy fuerte y de carácter firme, déjame decirte que yo también soy como los grandes árboles, que por muy altos, fuertes y robustos que sean, también los derriba un tornado o huracán, así yo también si algo le pasara a uno de mis hijos, mi corazón se derrumba y mis ojos se inundan de lagrimas, derrumbándome completamente.
Hoy transcurre el tiempo y solo esperamos el diagnostico de los médicos, yo solo pido en oración para que al final nos den resultados favorables.
Esta carta la dedico a mi hijo Gabriel, el mayor de mis cuatro hijos.
Orgullosa me siento de ser tu madre y sé que todo saldrá bien, saludos hijo mío y que el Señor te acompañe a dondequiera que tú andes.
Con cariño tu mami.
Lulù Hdz.