Para quien veo pasar...

Tú… que te duermes sobre la luna,
reflejándote en todo lugar,
sonriendo sin intención alguna
o al menos sabes disimular.
Le has dado otro motivo a mi vida,
te has convertido en esa ilusión
que jamás quedará por perdida
mientras me puedas guiar la razón.
Yo… que te veo sólo de pasada
y que no hago más que imaginar
que enmudeces por mí tu mirada,
que tú también me quieres hablar.
No hago más que seguirte los pasos,
sólo sonrío si puedes sonreir
y me agradan los dulces ocasos
que vas formando siempre al dormir.
Tú… de dulce aroma bajo el cielo,
tan tranquila y tan tierna a la vez,
que hasta el viento descansa en tu pelo
y la luna se puso a tus pies.
Tienes cierto toque de elegancia
y todo un aspecto musical;
son tus notas mi única fragancia,
tus ojos… mi luz elemental.
Yo… mojándome tanto los hombros
entre la lluvia que haces cesar,
aún no logro evitar los asombros
que en mi espacio te creo encontrar.
Me he quedado pensando en tus ojos
y en esa gracia tuya al sonreir,
en tus labios benditos y rojos,
en los cuales hoy quiero dormir.
Tú… que me pareces un misterio,
algo tan difícil de explicar,
pues traes algo mágico y, en serio,
me has dejado a veces sin pensar.
Reflejas la belleza impecable
en ese tu rostro de cristal,
en tu forma tan pura y amable
que a veces me pareces irreal.
Yo… esperando que notes que existo
o me mires de casualidad
o tanto así como yo te he visto,
pero ya me mires de verdad.
Estoy pensando otra vez en verte,
moriría por poderte abrazar,
quitarte un beso profundo y fuerte
cuando quieras y en todo lugar.
Tú… que hablas con la naturaleza,
con los árboles y colibríes,
por ser lo más cerca a la pureza,
parece que siempre eres feliz.
Al soltar la risa juguetona
realzas más lo bello de tu ser…
no sabes cuánto eso me emociona,
que a veces quiero echarme a correr.
Yo… andando a veces por tus lugares,
todo para poderte observar
y tratar de buscar tus lunares
para luego intentarlos contar.
No me arrepiento de esta mi suerte,
pues aunque crucemos sin hablar,
le perdí total miedo a la muerte…
pero no al dejarte de encontrar.
Tú… que cantas entre las praderas
proyectando tanta suavidad,
controlando bellas primaveras
y con ello mi felicidad.
Ya eres casi el centro de mi mundo
y, aunque nada quieras decir,
si me miraras quieta un segundo
me sentiría feliz de existir.
Yo… sintiendo en mis manos la lluvia
y mirando el reposo del mar,
que refleja la gran luna rubia
que como espejo sueles usar.
Ya quiero que sepas que te quiero
que cada vez me sorprendes más,
si hice de tu imagen mi lucero
que me da fortaleza y mi paz.
Tú… con esa sonrisa de plata,
y tu discreto don de encantar,
si tu dulce mirada me mata,
tu boca me hará resucitar.
Ya nunca saldrás de mi cabeza,
a mi pecho viniste a quedar,
tu sonrisa me da esta certeza:
''QUE NO ME DEJARAS DE INSPIRAR''.
Yo… abriendo los ojos muy temprano
para ver como formas el sol,
pensando si será todo en vano,
si podré ya cambiar este rol.
Todavía andaré este camino
porque amo tanto tu ir y venir,
si en tus ojos hallé este destino:
''QUE NO TE DEJARE DE ESCRIBIR''.