Si tú la sabías casada
porqué fué que te empeñaste
en que callera en tus redes,
como una presa, atrapada?
Insististe hasta agotar
su dolida resistencia,
pues sabías que ansiaba amar
y tú, y tu gran indolencia
la invitaron a pecar.
Con palabras seductoras
sin descubrir tu malicia,
buscándola a todas horas
la envolviste con pericia.
Primero, ofreciste un hombro
para poder ayudar
y que pudiera soportar
el peso de tantos años
de su repleto costal.
Le contaste gran historia
que la pudo conmover,
que habías sido traicionado
por una mala mujer
que te dejó destrozado
tu corazón y tu ser.
Ella, por curar tu herida
empezó por consolarte,
por mil consejos mandarte
para que recuperaras vida,
y tú, cómo le pagaste?
Con tu silencio y partida.
No quiero seguir la historia
porque duele recordarla,
si crees que ganaste gloria
porque al fin la conquistaste,
iluso, te equivocaste
la haré perder la memoria!