Se me olvidó borrarte de mi mente,
y hoy sufro la costumbre de pensarte,
de recordarte siempre y de invocarte,
de forma delirante y locamente.
Se me olvidó volverme indiferente,
a la reacción que surge al recordarte,
también se me olvidó, jamás buscarte,
aunque sin ti me muera diariamente.
Más no se me olvidó tu cuerpo estrecho,
ni el néctar agridulce de tu boca,
ni todo lo que fui junto a tu lecho.
Tampoco se me olvida el ansia loca,
que nace en lo profundo de mi pecho,
si acaso mi pensar, tu nombre evoca. (2006)