Los corales escuchan el canto de las sombras,
la noche quiere a la luna llena.
Los ecos resuenan en el bosque,
al viento le pido que te cante.
Con la luz de la luna se puede ver tu alegría,
la brisa sopla tus anhelos.
El amor conserva la esperanza,
en un nido formado en la arena.
Tu sonrisa me llena de gozo,
en la noche se regocija tu alma.
El silencio corre arrollador,
el amor se recuerda a media noche.
Mi esencia busca un amor para siempre,
en el mar se extravió mi alma.
El sueño lo velan las gaviotas,
con paciencia esperan la mañana.
Lupercio de Providencia