Quisiera estar yo solo en un valle profundo,
hablar allí a los árboles, los pájaros y al río.
Quisiera allí contarles la verdad pura y cruda,
los nobles sentimientos, y tambien por que no...
los pensamientos negros en mi fomdo escondidos,
para ver si se limpian al sacarlos al sol.
Escuchar la alegría del trino de las aves,
las cantarinas aguas del río al discurrir,
junto al murmullo tenue de las hojas del bosque,
y ver si todo ello ayuda al alma mía,
a tener paz y calma, ha sentirse feliz.
Al recio y serio árbol con franqueza hablaría,
le
contaría entera la verdad que hay en mi,
por saber si de un árbol, reseco por los años,
arranco carcajadas de desprecio al oírme,
o tal vez algún llanto de tristeza y de pena,
al conocer la historia que hay en mi.
Al río cantarino echaría mis penas,
en sus límpidas aguas me miraría yo,
para ver si la imagen que el río me devuelve,
es la de la
alegría, o la desilusión.
A las aves alegres les pediré con ansia,
que sus trinos y cantos a mi dejen sentir,
por ver si la esperanza por un tiempo perdida,
retorna hacia mi vida, y pueda ser feliz como son ellos,
y encontrar la senda perdida, que de regreso me lleve para siempre,
a la paz interior junto a mi amor.
J.G.L.