Mil días de juegos, mil días de secretos de confidencias, toda una infancia llena de recreos que dieron paso a una juventud llena de secretos, camuflados por el humo de esos cigarrillos a escondidas, entre trago y trago en alguna cantina.
Después la distancia hizo mella pero aún así te tenía presente, presente en mis recuerdos a la sombra de tu amparo, mi consuelo, mi abecedario.
Y ahora la distancia no evitará tu presencia pues evoca mi juventud, mi infancia, mis juegos, mis sueños.
Estés donde estés te llevo muy dentro.
Para Enrique con todo mi cariño