Una huella permanente en mi pensamiento,
y una carretera que me lleva a casa.
Los párpados no aguantan su propio peso,
me cuesta observar el paisaje,
esos pinos están parados,
tan parados como yo en el asiento del copiloto,
en silencio por fuera,
casi soñando por dentro,
impotente ante las manecillas del reloj.
Esas horas que me pagan no son mías,
mi tiempo verdadero no tiene precio,
pero sí mucho valor,
el valor de no ser esclavo de la supervivencia un rato.
Si tú estuvieses a mi lado. . .
y más después de haber estado el último sábado. . .
va. . .
supongo que no tiene importancia. . .
¿o sí que la tiene. . .?
No sé. . .
Esta es mi atmósfera,
respiro,
respiro lento,
me empapo de cada gota que roza mi piel,
me quedo absorto mientras pasa la vida,
es de lo poco que puedo tocar y saber que es real. . .
Muchas gracias Miriam,a mí también me gustan tus poesías,ya te lo dije. Y no,la verdad es que últimamente no escribo nada,supongo que es algo que debe de salir solo. Un saludo y un abrazo.