Carta a una lágrima

Hola, mi fiel compañera:
Hace tiempo que quería escribirte pero nunca brotaban palabras sinceras…
Puede que hoy encuentre la justa coherencia.
Nadie sabe como yo
el bien que me haces
cuando siento tu presencia.
¡Ay, mi fiel compañera!
¡Salada como la mar!
¡Suave pétalo para mis amargas horas de soledad y tristeza!
¡Cuántos te critican de falsa y estratega!
Yo no soy de ésas.
¡ Bendita seas porque haces lo que nadie!
¡Callada, humilde,diestra!
¿Sabes que apareces cuando todos se ausentan?
¿Sabes que a llamadas, sólo tú contestas?
¿Sabes que sintiendo que fallan las fuerzas,
traes el sustento y la calma a mis venas?
Desagradecida soy que te dejo caer al infinito pozo
de mis ausencias
No es a ti a quien he de censurar tu anónima presencia.
Perdona mi ingratitud:
Es el fruto incomprensible de un momento de dolor.
Puede más él que yo.
Gracias por siempre, mi amiga y compañera.