Hoy, al verte salir tan hermosa
y hecha toda una mujer
he querido recordar
cuando dentro de mi,
te llevé.
Con cuánto amor y ternura
mi vientre acariciaba,
para darte calor de madre
y que te sintieras amada.
Hoy ya puedes, tú, mi niña
ser madre también,
y llevar en tus entrañas,
la vida de otro ser.
A Dios le pido en mis plegarias,
que te conceda ese don,
de ser madre algún día,
como lo he sido yo.
Porque ese es, el don más maravilloso,
que te pueda conceder,
poder sentir en tus entrañas,
la vida de otro ser.
Ójala yo pueda verte
y ayudarte, en ese menester
y ver crecer a tus hijos
como a tí, te vi crecer.