Entre luces de neón,
yo pedí tu favor.
A otra mi amor pretendía,
sin saber que a quien favor pedía,
era quien mi amor quería.
Fue la flecha de una ruleta
que apuntó tu corazón,
fue un índice inocente,
quien a mi señaló.
Fue un beso disimulado,
a los que pícaros miraban;
fue un beso ambicionado,
por quienes se lo daban.
Entre luces de neón
yo te pedí tu amor,
dieciséis eran las velas
que sellaron nuestro amor.
Al pie de la escalinata
nuestro amor decía adiós,
viendo como a sus pies,
se rendía cada atardecer,
un homenaje a nuestro querer.
Y una rosa en una esquina
cada once nacía florida
en el patio de tu alegría.
Se vistió la Catedral de novia,
por la envidia que tenía,
de sus vidrieras no salió la luz
por que era tu rostro
lo que más lucía.
Se apagaron las luces de neón,
se quedaron las rosas marchitas,
se quedó la Catedral triste y vacía,
permaneció nuestro amor
de ayer a ningún día.
Hoy corren por nuestras vidas
ríos llenos de agua viva,
salpicando nuestros días
con sus lloros y sus risas.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!