CENÁCULO

Estrépito de asombro,

bullicios de ruinas

el topetazo hiriente de cuchillas

convoca incrédulas miradas.

Murmuran lenguas morbosas

jurisdicción de anárquico escenario,

fabulescas lenguas de bilis susurran

acrecentando el diminuto hecho

a la altura de un holocausto.

Ancestral origen de instinto humano,

desde antes de la ultima cena,

-según la pinto Leonardo-

el lavamanos del romanos

o quizás del tiempo de atávicos gráficos,

graban runas en la roca, siempre el horror exaltado.

Se impregnan miradas al doblez del chaflán,

bajo una lluvia plomiza

el cielo con furia arroja bastones largos.

El cubil serpentario presagia trivial

peso de gotas asfixian paraguas de simulacro.

Voces anónimas bisbisean la calamidad ajena

mientras el mito del hecho opaca

avizora bruma indeleble, el topetazo

es franquicia de hallazgo.

Retoma la tarde su protagonismo

y los desolados espectadores desesperan las pantallas,

gimen con dolor lacerante de cuchillos

invade verborrea de áspero sonido.

Manipulación de jicotes, aguijonean tábanos

la voz radial itera hasta fatigar

la médula fatigada del hartazgo

charcas de sangrías desbordan las tarimas,

una y mil veces buscan los pabellones macilentos

infligir de torbellino del desatinados

la historia perversa de la jornada,

atiborrar  de mórbida expectativa el relato.Sinopsis de farsa cotidiana que al cuello largo desvaría.