Todo comenzó con una mirada,
y con un gesto de felicidad,
yo observando cómo sentada,
tenías una sonrisa de complicidad.
Me fui acercando sin hacerme notar,
para poder contemplar tu belleza,
y nunca pensé que te pudieras rotar,
para decir "acércate" con tu cabeza.
Las palabras no podían salir de mi boca,
porque a todas mi garganta las aguantaba,
y mi alma nerviosa gritaba como loca,
porque no podía creer con quién estaba.
Cuando escuché el tono de tu voz impactante,
sentí una descarga eléctrica en mi pecho,
y en mi mente quedó grabado ese instante,
que me hizo sentir un hombre satisfecho.
Nunca pensé que el amor podía hablar,
hasta que vi moverse tus suaves labios,
y con el hecho de poderte conservar,
pasé a ser un hombre de los más sabios.
EFRAIN TRINIDAD RODRIGUEZ
PoetaDeDios, Morovis, P.R.
Año 2003