TARDÍA ESPERANZA

TARDIA ESPERANZA

Por: Alonso Quintín

Te estaré esperando

 en el mismo lugar de errantes precipicios,

y aromas embriagantes,

en los rostros tatuados de miserias,

en el viento que jugaba en tus cabellos,

en  la copla vagabunda de un arriero,

en el eco errabundo del viejo campanario.

Te estaré esperado, sin pretensiones ni júbilos

 no quiero mancillar tu sueño ni turbar tu paso;

quiero beber el vino de tu ausencia

en el canto sin  memoria del olvido,

vivir  este dolor sin nombre,

y hacer de tu recuerdo,

 en mi vida el más precioso sueño.

Te estaré esperando,

 en el canto sin regreso de la ausencia,

no habrá tiempo para decir te amo,

esas cosas se las lleva el viento,

pero allá en tu corazón

palpitarán los besos, las caricias los sueños

de un tiempo que se nos fue definitivamente

dejando solo ruinas y mortales distancias,

solo angustia y tristezas en el alma.

Te estaré esperando, más allá del silencio,

Donde viven los recuerdos

 Y se despierta el embeleso

de las cosas vividas, entre efluvios de auroras

y barandales de arpegios.

Te estaré esperando en el mismo lugar

Donde se oía el susurro de los sauces,

Y el canto de los pájaros nos hacía estremecer.

Volveré a tus predios

Donde tal vez la felicidad fue y la tristeza fue

En entrañable riña como la vida misma.

Te estaré esperando más allá del silencio

Donde duerme el olvido y se despierta la ausencia

A destrozar nuestras vidas.

La brisa de la tarde se habrá ido

A recorrer tu cuerpo a acariciar tus labios

 un viento tempestuoso, borrará en mi alma

tu rostro angelical, tu gracia soberana

y ya no habrá versos , ni risas ni reclamos,

el viento del silencio

nos borrará para siempre

del extraño martirio de amar

en las nieblas del olvido.

Te estaré esperando,

Allí donde canta la alondra

Y el tiempo nos recuerda,

Que somos el triste vestigio de las cosas

Que arrastra el viento  hacia el olvido

 Y nosotros triste mortales,

Solo  alcanzamos a percibir,

El paso elemental de los seres y las cosas

Que se marchan para nunca regresar.

Te estaré esperando

En la músicadel viento al pasar

En la palabra que no se dijo

En la divina embriaguez de tu recuerdo.

Te estaré esperando

Más allá de precipicio de la ausencia

 Más allá de los prejuicios,

 donde las puertas se cierran

tras golpes monocordes de violines  y deflautas,

allá donde la aurora persigue los luceros

y Dios mismo se pone a meditar.

Te estaré esperando,

en la furtivalluvia,

en los cantos de las aves

en la voz secreta que aún grita “te amo”

con la indolente persistencia

de un eterno enamorado.