Un trago de nostalgia.

Guarda esas redes. Guárdalas.
Ni siquiera las subas a la barca.
Sólo navegaremos un poco, muy cerca de la playa.
No nos alejaremos de la costa.
Tal vez ni conversemos.
Iremos en silencio
escuchando el hundirse de los remos
como dagas amargas,
y el quejoso chasquido de las olas
salpicando tu rostro,
y descendiendo luego en tus mejillas
como si fueran lágrimas.
Yo habré de solazarme contemplando en tus ojos
las gaviotas en vuelo...
Dejaremos que el viento se entretenga
en cantar su canción adolorida.
Tampoco al viento le diremos nada.
Ni tú me dirás nada, ni yo te diré nada.
Callaremos.
Beberemos un poco de esa brisa
que a veces estropea tu peinado.
Suspiraremos hondo
y nos abrazaremos sin decirnos nada.
Después regresaremos al caer de la tarde
encendidos de amor y de nostalgia.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC