Permanecer, quedar,
transitar estos caminos una y otra vez.
Deambular las calles del entonces y del ahora,
fingiendo prisas, llorando paciencias.
Pintando los pasos de sepia y memoria.
Perdurar, forjando ritos,
proyectando lÃneas y decepciones,
tentados por los sueños y por las lágrimas.
Eternizarse, durar,
recorrer las veredas como siempre y como nunca
volcándonos con todo al olvido.
Borrando huellas mientras caminamos,
dejando nuevos rastros de nuestra implacable infinites,
de nuestro abandono prematuro.