Te amo, decididamente mis huesos te piden
imploran en conjunto tu próxima llegada,
amanecen vivos y de vez en cuando quieren
soñarte despiertos por debajo de mi almohada.
Te amo, con la constante emoción de soñarte
en todas las vastas y vigorosas geografías,
que en tu cuerpo surcan mis ganas de amarte
cuando la noche precede a la llegada del día.
Te amo, con la madurez sagaz de un adolescente
que rodea tu cuerpo sin mirarlo siquiera,
con las manos del artista, finas y elocuentes,
con la boca del juglar que recita tus quimeras.
Te amo, con la razón precoz, sana y encubierta
rozando mies tejidos por debajo de la almohada,
te amo, y mi vida, se ha convertido en la cierta
razón de existir cuando me toca tu mirada.