En la oscuridad de la noche
Con la complicidad de la luna
Unos ojos inquietos que
Bailan por su figura
Inquietos y esquivando
Su mirada.
Adivinando formas
Y miran y miran
Llegando a la locura.
Sus boca sedienta de
Sus labios, labios
Carnosos, labios de
Lujuria, fruta que
Refresca mis instintos
Fruta prohibida.
No puede evitar
Su figura, su frescura
Su eterna lozanía, que
Te hace dar marcha atrás
Y se enerva tu rebeldía
Ella como buena hembra
Y sabiendo de su anatomía
Deja entrever formas.
Se insinúa, es el juego
Del cuerpo, de la mirad
Como si de una diosa se
Tratara, sabe que la venera
Juega en los limites del
Deseo, poniendo a flor
De piel sus mas ardientes
Sueños
Y así en ese ritual de gestos
Deseos y miradas que para
El acaban en sueños y para
Ella en hazaña. De pronto,
Les sorprende la madrugada