En el Ardid Absorto

EN EL ARDID ABSORTO
( Texto Neosurrealista )
Autor : JOEL FORTUNATO REYES PEREZ
Hasta el amanecer arrastra
las rodillas en las ventanas
por el torbellino inexpresivo
el matorral a hurtadillas
con la piel de la rapiña
¡ Más sombrío que la noche con leche !.
Por esa acumulación de rupturas entre los fragmentos
que escriben en la cara de las pirámides, con los dedos
de los encuentros imposibles, y el despertar interior
de las culebras del agua, con las miradas distantes.
Perdido, por el carácter que debe distinguirse de las
opiniones del pronóstico más benigno, que cobra el
sueldo, obsesionado con su implícita disposición al
respecto. Los astrónomos, sin embargo, creen que
las galaxias se formaron en los puntos más densos, de
la estructura de una telaraña invisible, y que la materia
obscura, con su gravedad, los mantiene en su sitio.
En otras, en cambio, todo sigue igual que al principio,
un final cotidiano, un siempre eliminando lo falso de
lo artificial, por toda la apariencia verdadera, por esa
esencia de contenido vacía, por la dependencia aguda,
y extrema de respirar aire gratuitamente, y a su vez
mantener fortificados los negocios funerarios, para que
puedan sobrevivir al éxito inquietante de la renovada
consciencia humana universal que suprime los fracasos.
Y la complicada sintaxis del inconsciente, del cepillo
celoso, del cortauñas que defiende el alimento teléfonico,
con el prólogo anónimo de cualquier sonrisa.
Posteriormente, las corrientes son tan finas en la calle,
como en la prohibición de las patentes cucarachas, poco
antes de mezclarse con los círculos de rombos y azulados
rectángulos, de secantes y cosenos, según los materiales
preferidos, en el corazón que idolatra ciego. Por eso es
que la muerte tiembla, fruto, tronco, rama, piedra.
Según los axiomas del lenguaje de los tigres, poque no
todos los rugidos son mugidos, ni la prosa se esconde
en un barril sin fondo, en los procesos derivados de los
verbos con agujas, y los hilos de algunos objetivos ralos,
que en los espejos guardan los gestos. ¡ Por el ardid absorto !.
Autor : JOEL FORTUNATO REYES PEREZ