Repitamos nuestra historia.

Recuerdo que fue anoche
cuando te dije te quiero,
que compartí con esmero
tu suave lecho de rosas.
Que gran dicha mi preciosa
acariciar tu cuerpo en brios,
caer profundo y rendido
a tus placeres de diosa.
No sabía cuan preciosa
era tu compañía.
Nunca pensé vida mía
conocerté en esta forma.
Siempre me dije es muy sonsa
con sus trenzas de barquillo,
con sus zapatos de niño
mas parece una marmota.
Hoy no entiendo, no comprendo
como llegue a lo de anoche,
es una gran confusión
me parece una ilusión.
En la cama eres la rima
de un poema de Neruda,
no descansas ni dormida
me llevas en un instante
a los caminos del cielo.
Que diferencia mi vida
es tenerte horizontal,
de espaldas en el diván,
de lado en el cobertizo,
¡no se te mueve ni un rizo!.
El platicarte en la clase
en nuestra vida normal,
no me incitas ni emocionas,
me pareces una paloma
con el cuello desplumado
amando en un despoblado
a mi compañero de banco.
Ni pensar que ellos supieran
lo que te hice ayer noche,
las burlas resonarían interminable
en mi sien.
Pero luego cuando pienso
en nuestras noches de luna,
en tus caricias desnuda,
en tu pelo de princesa,
el tormento me embeleza
quiero correr a tu casa
y acurrucarte en mis brazos
y repetir nuestra historia.