En mi día sin luz, desde la inmensidad infinita
voy buscándote amor, cual abrigo por la noche
de invierno pues sobre mi dermis frío se precipita,
tanto te necesito aunque tú ni nadie sospeche.
Inexorablemente la escena se repite y me agita.
El tiempo es cruel como la mismísimo memoria,
estás retenida en ellos cual aroma en las flores,
compendio que reúnen antaño y resiente historia.
La brisa marina traen perfumando por menores
de tu sensualidad. En la distancia es solo ilusoria.
Este angustioso tormento ya creí haber superado,
pero tu imagen esta presente en mí por amarte,
mis anhelos se nutren de recuerdo deliberado
al azar para saborear más de cerca a la muerte,
que ya quisiera adelantar el tiempo predeterminado.
En los días sigo preguntándome, qué hago con el amor
que era para ti, irremediablemente es incertidumbre
donde me sumí y, que al corazón ya causa tanto dolor,
la llama de tu amor que hasta ahora mi cuerpo cubre,
en los fatídico días; resulta esplendoroso y me da valor.
Autor: Alcibíades Noceda Medina