Fin de Agosto....

Sentado a la orilla de una laguna observo el reflejo de mi imagen proyectada a través de la inmensa quietud de este espejo en reposo, cae una hoja de un arce que se erige sobre mi y el reflejo de mi imagen se torna turbia. Cuando te conocí una melodía nació, cuando te conocí tus ojos se enamoraron de los míos y a través de ellos pudiste apreciar tu belleza, la cual antes no aceptabas, pero que al estar yo contigo, fuertemente de ti emanaba. A partir de ese día la distancia se interpuso entre tú y yo, pero más grande fue el amor que hasta hoy vence cualquier adversidad, no importando su tamaño, los kilómetros serán milímetros. En el intervalo que tu primavera se vuelve verano tu mano tomé, y te conduje hacia donde Dios te quiso poner para así recibir una bendición juntos, juntos experimentamos el acercamiento más celestial que cualquiera pueda imaginar, inimaginable resultó que un día mi extraña torpeza rechazara tus brazos que tiempo después rodearon mis hombros, tu mente y la mía fueron una, respirando el mismo aire, al mismo tiempo, el mismo lugar, precisamente en la soledad. Las hojas siguen cayendo y mi mirada elevo al cielo. El sol nos impide discernir la lejanía de nuestros días y yo temiendo perderte te atraigo a mi junto a este árbol, tu oído atento escucha mi discurso pero caigo en el tedio, una mano tuya entre las mías, miradas penetrando más allá del alma y tres corazones sintiendo, razonando el momento, una treta sirve como excusa para que tú y yo cambiemos de dirección, tus labios sellan una promesa y Agosto llega a su conclusión. La tarde me alcanza al borde de esta laguna, anochece en el cielo, y me dispongo a seguir mi camino, una última hoja desciende y la luna con su gran esplendor deja ver sobre el agua a las hojas caídas como día tras día formando un destino. Fin de Agosto.