Ahora soy como un trozo de madera,
que clama con angustia al tallador,
todo esto en mi es conmovedor,
quiero explicar y no hay manera.
Me siento un pequeño botón de rosal,
que desea la luz y ser acariciado
por la brisa, y no sentirse desquiciado.
Sin duda necesito tu germen vital.
Ya estás en mí como oleaje de mar,
te meces en mi playa mañana y tarde,
mi alma grita, llora, el amarte arde.
Ya desatas en mí el deseo de amar,
del corazón ya no te puedo arrancar,
llego la hora, ya no debo esperar.
Autor: Alcibíades Noceda Medina