Presa de la lluvia en medio de la nada,
busque refugio en una casa desierta,
la tempestad sigue sin que se revierta.
Pasaré la noche aquí, otra no queda.
Cuando me acomode para pernoctar,
en ese lugar desprovisto de todo,
entre cosas desechas hallé acomodo.
Los rayos alumbran, algo puede prenotar.
Arrime un trozo como almohada,
aquella madera es un Cristo roto,
tenia faltante, solo es un resto.
Pensé en Él hasta la madrugada,
dije en mí, este Cristo debo restaurar,
apoye sobre mí, al fin pude dormitar.
Desperté en medio del enredo,
entonces recordé que alguien me dijo;
pues ya no soy un completo crucifijo,
día a día me siguen resquebrajando.
No contuve mi llanto ante la evidencia,
al observarlo con tanto faltante.
No estamos conformes aparentemente,
de haberlo crucificado sin clemencia.
Eleve mi plegaria al cielo diciendo;
Tanto mal ya te hemos hecho mi Dios,
misericordia por todos estos desvíos,
pon tus manos piadosas sobre el mundo,
y que la humanidad sea más reverente.
Lo harás porque eres mi Dios clemente.