Del oscuro pozo donde vivía
Esquivo y desdeñoso,
Con más luz que el día
Viniste piadosa a liberarme.
Y aunque casi desconocía la luz,
Solo en tus ojos vi mi alegría.
Remedio fuiste como el barco,
Que a la deriva y perdido,
Encuentra primero el faro
Y después ya a salvo al puerto arriba.
Caminante que errado el tino,
Cuando menos creía
Ve al fin el final del duro camino.
Así yo que entre las ondas de mi llanto
Y lo oscuridad que mi alma invadía,
Agotada la fe, toda esperanza pérdida,
Mi vida solo muerte me prometía.
Tú me salvaste y hoy te lo pago
Con esta humilde poesía.