Es el universo
un infinito corazón
lleno de vida,
latiendo eternamente
al dulce compás
de un Amor sin fronteras,
sn límite o condición.
Es el universo
como el corazón de Dios:
irradiando luz eterna
en todas las direcciones,
vibrando incesantemente,
expresando su grandeza
en la majestuosa creación
de mundos y de galaxias,
de seres y corazones
que laten igual que el Suyo:
¡en un celestial murmullo
de divina perfección!
Es el corazón del hombre
como un espejo, en pequeño,
de ese corazón de Dios:
reflejo de Su Grandeza,
el hombre apenas empieza
a comprender su misión.
Y eleva así, finalmente,
su voluntad y su mente
hacia el cosmos y su gloria.
El hombre escribe en su historia
sus páginas más ardientes;
se encamina sabiamente
hacia su realización
en un camino ascendente
¡libre, maduro y consciente!
¡con el corazón ferviente
en extática adoración!-