Un solo de violín….agudo y tenso
comienza el despliegue de armonías,
responden violoncelos con vibrato intenso
y entre graves tonos, crecen brillantes melodías.
Se suman mas quintas a las voces de las cuerdas
con aires que remedan angustiosas letanías
y entre ellas el arpegio del afinado clave
rescata breve y dulce, pero vivaz la armonía
que esperanza, que estimula, que conmueve
y luego se oculta bajo el continuo que estremece,
con su compás que marca el paso en tiempo breve,
pero es la esencia misma de la ritual melancolía,
esa que adorna con ensueños y adormece.
De pronto cambia el sonido hacia lo incierto
con ráfagas de viento que emergen del sentido
y profundo mensaje de dolor de este concierto,
que lacera el alma con ideas de lo perdido.
Cellos y contrabajos ahora pulen colofonias
buscando crear la atmósfera leve, también sonora
que varia de pesadas notas de sentir dolido,
con un coro de arpegios que gimen y que lloran
a respiros breves de sostenidos o bemoles de alegría.
Rivalizan en tempo y contrapunto los violines,
clave suave, cello tardío, dulce flauta ascendente
remedando el juego de los cisnes danzarines
creando variaciones de agitación tensa y crecientes.
El viento en ráfagas pianissimo se aleja
en los estribillos que el solista toca con brío,
dando paso al adagio con timbres y efectos que dejan
que el armonio sea el maestro de lo lúgubre y sombrío.
Progresión de armonías con varios modos tonales
cadencias nuevas que vibran en el movimiento
que rige con su tema, compendio de geniales
invenciones de maestros, con genio y mas talento..
Y el allegro final, brilla último y agita sin respiro
Violas, violines, bajos se amalgaman vertiginosos
El ambiente sonoro se troca en mágico y con suspiros
que exhalan de la cámara, eterno arte esplendoroso.