Los pasos del derrumbado son toscos,
desde muy lejos, expresa desgracia,
puños apretado señala violencia,
alma y corazón se expresan hoscos.
Con saña aplastaron mi guitara,
ante mis ojos con del resto hicieron
fuego, con burlas, risas se divirtieron,
mientras mi interior se desgarra.
Gritan eufóricos, ven, baila rubio
conmigo la danza del ejecutado,
la dama diabólica se puso a mi lado,
hasta sangrar mordió mi labio.
De no haber muerto tengo consuelo.
Me lastimaron hasta caer al suelo.
Autor: Alcibíades Noceda Medina