Al iniciar el camino,
no confíes en donde andas
ni en el paso que has de llevar
si no en el pie que has de plantar.
Al sujetarse de algo,
no te confíes de lo sujetado
ni de la fuerza con que te has aferrado
confía solo en la fuerza de tu mano.
Y aunque mires con minuciosidad
no confíes en el entorno u horizonte,
ni de la felicidad que te regala el momento,
confía en lo que presientes por dentro
pues si es mentira no te engañaran
y si es verdad será para ti con seguridad.
No confiarse con la esperanza
ni tampoco confiar en mí,
mucho menos confíes por alguien
confía siempre solo o sola
y solo confia en ti.