Cada pedazo de piel
es
el axioma del laberinto.
Blanca, sumatoria de la gama,
correrias y chanza, y
ella dormitando en mis grasas.
El gemido y la palabra,
la interjección y el verbo
aunque
todo muere; la excusa su marido,
el trabajo o el estudio,
y mi desapego al abismo de la no vida
encendia su luz.
No puedo llamarla,
porque tiene la otra excusa;
del fruto en la cadena por el 23.
Son dos, uno me ama,
pero y con dolor en infiernos
aprieto los dientes
dandome cuenta de la distancia.
No se por que,
la luz se fue a la mierda,
muerte arañas serpiente y belleza
tocan mi puerta. Piden
que abra los ojos, cruzar.
Y cuando cruce en medio, solo El riendo
con la carcajada de que una vez hubo algo. Siomy. Nahuel Banuera