Tú, mi amor platónico,
mi esperanza de cada amanecer,
ése que me da fuerzas para vivir...
Tú, del que ni una mirada he conseguido
al que amo aún sin haber conocido,
a quien mi ser he entregado...
Aquél, que aún sin saber de mí,
yo he cuidado, le he rezado
y día a día pido por su felicidad...
Ése que aún con sus defectos,
yo lo veo como un ser perfecto,
al cual yo quiero seguir...
Él no está conmigo,
se ha ido de mi corazón, de mis pensamientos,
de mi vida propia...
Ése al que extrañaré,
aunque él no lo sepa,
que a su lado estoy,
aunque él no me vea...