Como cuando cesan los aplausos
 en la contienda que envilece el acto de fe...
 En el descubrimiento de revivir incesantemente
 en ahondar en la cicatriz y arañar con la caricia...
 Tampoco puede el poeta vestir la palabra de soberbia,
 el cantamañanas que cede la puerta y  ante la proximidad
 decirte : -Despierta!.
 Cuando la venda prenda la mirada
 en cada  escalera que siempre va hacia  abajo...
 y apagar la vela y gritar : Despacio....
  
 Y la muerte venía lenta.... dijo: Consuela...Zapatos...
 en el caparazón terco donde se hace uno mismo....