No esperes al Hada Buena,
que ya no creo que venga,
ella está muy ocupada,
y me alegro que así sea.
Aunque siempre en su cariño
y en su amor nos espera,
ya no juega como un niño,
al amor de un hombre se entrega.
Ella sigue siendo esa niña,
que jugaba con nosotras,
pero el amor floreció en las espinas,
de sus preciosas rosas.
El Hada Buena es feliz
encontró su duende bello,
que fue a beber de su cáliz
y decirle mil ¡Te Quiero!
La vida tiene sorpresas,
sorpresas que uno no espera,
tal vez el amor nos llegue,
como a ella en primavera.
Falta que el niño Moisés,
acomode unos papeles,
para que todas las flores,
vuelvan sin que las esperes.
Y aunque el jardín ha cambiado,
no dejemos de soñar,
porque jugando, jugando,
todo se puede alcanzar.
Ya ves, yo dormí la siesta,
y a penas asomé la nariz,
me pareció que había fiesta,
al verte en el jardín.
Elsa Fariña
07/03/04