COPLERAS DEL ESPERANZADO

Ando rondando el silencio de la noche rural y lluviosa,

ando singular y misterio, piel dolida y grito adentro.

Quiero encontrar en un laúd dormido a la copla

y cantar a la luna ausente por los sueños, la miseria,

por tantos fundamentos…

Soy estación olvidada de los años,

brújula extraviada mar adentro,

soy mangrullo carente de miradas

entre toda ceguera de esperanzas,

como gaviota sin rumbo entre los vientos;

con postergaciones entre las alas,

con la urgencia toda en mi espalda,

voy azotado de muertes cotidianas,

rozando cruces de injusticias declaradas.

Voy cercado de trigales, sombras y surcos,

de montes, ríos y ahogado llanto,

ando amanecido de madres y niños solos,

miserias mudas y voces del quebranto.

Más sigo andando la noche gris

sin saber que cerca, allá a lo lejos,

nacen para morir al instante vil

las palabras prometidas, los anhelos…

Ando solitario defendiendo mi bandera,

escapando al latifundio triste que la mancha,

ya no recuerdo fiestas ni la primavera,

ni siquiera sé del rostro de sol que me espera.

Necesito, necesitamos socavar los dolores,

perfumar de sonrisas y unidad el mañana,

reformar la existencia del hombre todo

y así abrazar el cuerpo total de la patria.

Y si nadie grita, si nadie canta,

yo levantaré mi guitarra poeta ante el miedo

para que andemos todos juntos por la misma huella

en donde broten espigas de un tiempo nuevo.

Llévame, vida, hasta la copla del esperanzado

que al cantar ya no seremos solo misterio

y con este grito parido en hoguera de cuerdas

levantaremos la insignia que alumbrará nuestro suelo.

Lucio Albirosa

En: El canto de las Injusticias.