El centauro a la virgen a visto descender al lago entre nubes de zafiro,
la observa caminar entre alpinas descalsa,
el con su arco le lanza llamativos claveles que los colores le alzan
El centauro que siempre a sido un viajero, acostumbrado a soldarse las heridas con estaño,
el sabe que un mitad caballero no debe rendirse ante tan perfecto engaño.
La virgen solo lo analiza mojando sus raíces,
de hierro caliente son las cicatriz-es que aquel salvaje lleva en su pecho descubierto
con sus ojos de cazador la revisa su piel pálida en su rostro una hermetica sonrisa,
sus cabellos platiados irrumpen los rayos de luna que se abrían ocultado en la tierra húmeda
El centauro ase malabares con flechas de fuego humeante enciende la noche,
la virgen baila levantando tormentas de arena sacude sus raíces,
pero, una flecha de roble el corazón le atraviesa,
la herida sangra rubíes que al secar resplandecen
El centauro arranca la flecha y se la lanza a la luna,
para agradecerle el infortunio de maldecir aquel amor
La flecha se regresa al clavarse en la tierra se convierte de una semilla,
que aunque el centauro planta no crece, asi la luna le dice " El dia que el fuego pueda hacer crecer esa semilla, entre el la tierra y el fuego a de darse más que una ilusión"