CANTO AL POBRE

Quiero ser lágrima

para posarme en tus ojos,

en tus mejillas,

al momento de tu llorar.

Recorrer contigo tu tristeza,

de alguna forma

poderte acariciar.

Quiero ser tierra

para poder medir la fuerza

que emerge de tus brazos

al sembrar la semilla,

al cultivar el campo,

al obtener el fruto

para llevarlo a tu hogar.

Mezclarme contigo en

tus ropas, en tu cuerpo

en tu frente, en tu mirar.

Quiero ser aire

para saciar tu calor,

bajo el arduo trabajo

que tengas que desempeñar,

para tocarte la cara

impregnada de angustia,

de desamparo, de humildad.

Quiero ser fuego,

acompañarte en las noches

de invierno y de frío,

cobijarte mediante la acogedora

braza que se prende

en el silencio mismo

de la choza o del jacal.

Quiero ser tiempo

para alargar tus horas de júbilo,

aminorar las de sufrimiento,

estar contigo en el cansancio,

abrazarte en tu soledad.

Quiero ser ángel

para llevarte al cielo mismo

en el momento en que enfermo,

cansado y abatido

por el peso de los años,

este mundo tengas que dejar.