Camba porá

Aspiré hondo y me bebí de un trago
el aroma de la frondosa vegetación de la selva misionera
Me purifique con el cascabelito de la risa de los niños correntinos
Con los calidos abrazos, con la hospitalidad de los entrerrianos
Descanse la vista en los generosos campos sembrados
Recodo tras recodo
Ruta tras ruta
En cada lapacho florecido
En la mirada fuerte y clara del peón
En las manos curtidas y llagadas del recolector
En el saludo tímido y orgulloso del gaucho
En la melodía de la noche plena
En el chamamé, en el paye, en cada humilde santuario,
En el rojo vibrante de la fecunda tierra,
En el milagroso permanecer de la lengua Guarani
En el rugir del amplio cielo en la tormenta
En aquel poeta de El dorado que recita a Baudelaire bajo un sol que quema, entre estacionar uno y otro auto,
En aquella sabia pareja, Cambá y Maui, y sus cincuenta años de amor, en sus miradas enamoradas, en su huerta que sigue dando frutos,
En el incansable buril de ese artesano que al pie de las Cataratas, se gana la vida forjando su lucha y su arte con la dignidad que a su pueblo le han querido quitar desde hace 517 años, y no lo han logrado, ni lo lograrán
En el vuelo de los pájaros hacia sus nidos
En los ríos que no caducan su marcha, que no resignan su ritmo,
En mi algarabía, en mis asombros, en mis silencios, en mis desconciertos,
En todas partes, en cada momento,
Te he encontrado
Hermano mío.
No me has hecho falta, pues nunca te he perdido.
Miriam Mancini,oct.2009/a mi tatuaje.