Sé consciente

Aprendimos a rodar
como un canto en el camino,
aprendimos a marchar
sin marcarnos un destino,
aprendimos a seguir
una senda ya creada,
aprendimos a olvidar
que hay que vivir cada marcha.
Detén tu paso y contempla
el mundo que te rodea,
la gente que vas dejando
no volverás más a verla.
Siente el frío en la noche,
y el calor en la alborada.
Empápate de sus risas
que te han de alimentar mañana.
Descárgate de equipajes
que hacen pesada tu estancia.
Entrega lo que te sobra
a quien ya no tiene nada.
Piensa que no estás solo,
que alguien te necesita,
y antes de caminar
detente un poco a pensar
si no ha de llegar el día
en el que por no mirar a atrás,
ya no podrás recordar
dónde queda ese lugar
al que quieras regresar.