Le has preguntado a los años, ¿La razón de nuestro amor?, ese que se finge a diario, que se alimenta de nada, el cual se mantiene intacto, al comentario de otros, el cual ha roto dos vidas, destrozando día a día, la ilusión del ser humano, la ilusión de ser amado, por quien te dice ante otros, el amor que yo te tengo, no lo comparo con nada, mientras la rabia es guardada, sacándola como una daga, en la primera ocasion... De compartir nuestra casa, mientras se encuentran los hijos, de ocupar la cabecera en la mesa dominguera, donde se firma la tregua, fingiendo un, aun te quiero, lo que comienza, termina, el tiempo de paz interna, al pararse de la mesa, vuelve el campo de batalla, los niños buscan su mundo, nosotros el no soporto, ni acepto ya, tu presencia... El decirte, no te quiero, ¡si no fuera por los niños!...Donde irían nuestras vidas, si no estuvieras conmigo, ¿Que me faltaras tu a mi?, al no escuchar tus insultos, que el dinero, ya no alcanza, la empleada de la casa, la que trabaja sin sueldo, aquella que es necesaria, para el diario caminar, de un amor que esta perdido... De pasar tan solitarios, a pesar, de vivir juntos, de llorar siempre en silencio mitigando algún dolor, muchas veces con la almohada, la cual siempre todo calla, aquella que no da respuesta, desde el día en que las camas, se quedaron separadas, desde el día en que la vida, se transformo en gran dolor... Han contestado los años, argumentando a los dos, que el humano aunque no quiera, se transforma lentamente, en un animal de costumbre, no importando ya el amor...