La niña gitana

No tiene aun ni siquiera


en su piel diez primaveras


una pequeña gitana,


envuelta por un embrujo


que te embriaga si la miras,


apenas nace a la vida


y ya tiene que lucharla.

La vi bailando en plaza


la vi bailando descalza


a esa niña gitana,


no tiene pies, si no alas,


cabriolas con su cuerpo,


con los brazos piruetas,


hacia mientras danzaba,


arte y magia a la vez


son la sangre de sus venas.

Por unas pocas monedas


que le da quien la contempla


baila y baila sin parar


moviendo su delantal


con tal gracia y tanta sal


que hechiza y enloquece


si te paras a admirarla.

Mirar profundo en sus ojos


que hablan de gran penar


de angustia, hambre y miseria


pidiendo un trozo de pan,


tiene la tez ya curtida


por el frío del invierno

y por el sol del estío.


¡Cuanto es lo que le falta!


porque carece de todo.

Se ve en su cara el deseo


de ser la niña que juega,


que triste es su condición


seguir bailando y danzando


por los mundos del Señor,


su techo es el propio cielo


le sirve el suelo por lecho,


solo entiende de engaños


y de penosos trabajos,


no sabe lo que es amor


y no conoce el cariño.

No tiene, por no tener


ni tan siquiera un amigo,


vaga sola por el mundo


y no encuentra compañía,


una pequeña gitana


que te contagia alegría


si te paras a mirarla.

La vi bailando descalza


la vi bailando en la playa,


en tantos y tantos sitios


yo vi bailando a esa niña,


siempre la vi descalza,


y devuelve agradecida


la mejor de sus sonrisas


a cambio de unas monedas,


la pobre niña gitana


que danza y que baila


pero siempre, va descalza.

MG 02-07-1991