Para estar en tus ojos quise lágrima ser,
quise ser miel, azúcar, y en tus labios estar.
En la escuela del cielo me enseñaron a amar
para amarte por siempre, siempre, bella mujer.
Quise ser luna llena para tu anochecer,
sol levante, brillante para tu despertar
y probé ser silencio para oír tu cantar
y sentir la ternura que se encierra en tu ser.
Para estar en tu aroma me volví nardo, rosa;
me volví viento, brisa, para estar en tu aliento
como oruga que lucha por ser ya mariposa.
Y de ser pensamiento quise ser sentimiento
como música tenue tanto más armoniosa
como el verso que brota cada vez que te invento.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC