Estallò la aurora
y se elevò al cielo
la chispa naranja
tiznada de fuego
y busca en el mundo
con afàn y celo
algùn ser humano
que sea sincero,
algùn presidente
de rasgos honestos,
algùn religioso
que sea perfecto,
algùn comerciante
fiel y verdadero.
Avanza la chispa
y en medio del cielo
despide furores:
rabiosos destellos,
porque no ha encontrado
lo que de temprano
buscò con esmero.
Entonces muy triste
se escapa del centro
hacia el lado oeste:
làgrima y lamento.
Apoya su brazo,
de cansancio muerto,
sobre el horizonte
de sombra y silencio...
Y cierra sus ojos
sin afàn ni celo,
se duerme despacio:
bostezos y sueños,
pensando que algùn dìa
hallarà lo bueno...
¡Oh! què equivocado
estàs señor febo,
nunca alumbraràs
un mundo perfecto.