Cuando comulgo.

Sé que vienes a mí,
Jesús, cuando comulgo
Y Tu Carne y Tu Sangre
Con las mías se funden y confundo.
Sé que vienes a mí,
Jesús, cuando comulgo
Y te me metes dentro,
Como si en mí buscaras tu Refugio
Mientras Yo busco el Tuyo.
¡Abrásame, Jesús, el Corazón
Cuando en mi Interior entres,
Cual si me penetrara
Un Ascua Ardiente¡.
Haz, Jesús, que te sienta
Con todo el Corazón,
No sólo que te piense
Con mi Cabeza.
Jesús, el Sentimiento
Enciende el Corazón,
Mientras que el Pensamiento
Nos lo hiela.
Sé que si Tu Presencia yo sintiera
Rasgando, Jesús Mío, mis entrañas,
El Corazón de Gozo me estallara
Y de un Glorioso Infarto me muriera.
¡Y qué hermoso, Jesús, qué hermoso fuera
Que, tras tanto sentirte,
Al fin, te viera!